Volkswagen también pone fin a la producción de coches de combustión para centrarse en eléctricos

Volkswagen ya ha puesto fecha al fin de sus coches de combustión en Europa: 2035.

Después, seguirán los mercados de EEUU y China. Y aunque en Sudamérica y África las fechas llegarán más tarde, en 2050 habrán alcanzado la neutralidad de emisiones. Según la propia marca, el 70% de sus ventas en Europa, para 2030, serán ya eléctricas.


Las próximas normas de emisiones de CO2 de la UE para fabricantes de automóviles con ventas en Europa exige una reducción del 60% para 2030. Esa cifra tendrá que ser del 100% para 2035. Es decir, que los fabricantes no podrán vender ni un coche de combustión para esa fecha.

Volkswagen y el fin de los coches de combustión

Según una entrevista que recoge el periódico alemán Muenchner Merkur, y de la que se hace eco Reuters, Volkswagen ha anunciado que dejará de vender coches de combustión en Europa en 2035. En Europa, la marca espera que los coches eléctricos representen el 70% de sus ventas totales en 2030. Eso prepararía a la empresa para el endurecimiento de los objetivos climáticos de la Unión Europea. Incluso, para adelantarse a ellos.

La línea de tiempo prevista por VW es algo menos ambiciosa que la de Audi, también parte del Grupo Volkswagen. Lo decíamos hace unos días: desde 2026, Audi lanzará sólo vehículos eléctricos en la mayor parte de los mercados. eliminará gradualmente la producción de coches de combustión. Audi lanzará sólo vehículos eléctricos desde 2026 en todos los mercados, a excepción de China, donde será más progresivo.

Tendencia imparable hacia la electrificación

La progresión de los vehículos eléctricos, desde hace 25 años, ha tenido un crecimiento lento, pero imparable. Eso es lo que podemos deducir mirando hacia atrás.

El signo más evidente ha estado en la apuesta de los propios fabricantes de automóviles. Hace más de dos décadas, las propias marcas empezaron a ver un signo de que las cosas iban a cambiar. Las líneas de producción de las plantas estaban dedicadas en exclusiva a los vehículos de combustión. Aunque, entonces, los fabricantes ya hacían su incursión en la propulsión eléctrica, como hemos ido viendo a través de nuestros reportajes de “historia”.

Pero era prácticamente eso: una incursión. Así lo afirma un informe de IHS Markit:

“Mientras que la industria y los consumidores trataron los primeros BEV como grandes experimentos, Toyota se convirtió en sinónimo de Prius y puso la movilidad electrificada en el mapa.

Luego llegó Tesla, lo que demuestra que la existencia de un mercado que respalda la producción en masa sostenida de VE. Los OEM tradicionales vieron a Elon Musk quedarse cada vez con más cuota del mercado de lujo. Eso los impulsó a comprometer una capacidad significativa de producción para un futuro VE”.

Desde ese momento, todo ha ido cobrando un nuevo sentido. Coches híbridos, eléctricos, PHEV… Lo cierto es que ha sido lenta la evolución, pero todo un desafío, especialmente para fabricantes y proveedores.

Las decisiones de inversión han supuesto casi una aventura para las empresas cuyas carteras de productos se centraban en motores de combustión y líneas de producción tradicionales. Y es que tanto marcas como fabricantes de componentes han tenido que dar un giro para adaptarse al futuro eléctrico.

Planta de Zwickau, en Sajonia, de Volkswagen Group.
Planta de Zwickau, en Sajonia, de Volkswagen.

El futuro

El propio informe de IHS Markit describe la estimación de producción de VE desde 2019 a 2030. En esa línea, consideran también que los próximos cinco años serán críticos. Especialmente para construir una cadena de suministro sólida, así como la infraestructura de soporte. Asimismo, IHS Markit asegura que los años que vienen serán fundamentales: “para convencer a los consumidores de que los vehículos eléctricos son reales. Porque para la industria, lo son”.

Es cierto. También hemos ido comprobando cómo algunas plantas de producción cambiaban radicalmente para adaptarse a la producción de eléctricos. Así, y refiriéndonos a VW, sólo hay que ver lo que ocurre con Zwickau, o con Dresde, Emden y Hannover, todas en Alemania.

Podemos decir que la exigente normativa europea tiene mucho que ver en la conversión. Sin embargo, la tendencia se extiende y es imparable.